Inflexible avatar del poder de la luna, Diana combate en una cruzada oscura contra los Solari, adoradores del sol. Aunque antaño buscó la aceptación de los suyos, años de fútil lucha la convirtieron en una guerrera resentida e implacable. Ahora se presenta ante sus enemigos con un terrible ultimátum: adorar la luz de la luna, o morir a manos de su hoja creciente.
A pesar de que nació en el seno de los Solari, la naturaleza curiosa de Diana la apartó de sus hermanos. Siempre encontraba consuelo y guía en el cielo nocturno, y cuestionaba el dominio del sol en su sociedad. Los ancianos de los Solari respondieron a sus desafíos con escarnio y castigo. Sin embargo, Diana seguía convencida de que si podía encontrar pruebas del poder de la luna, los ancianos entrarían en razón. Durante años, estudió en solitario los archivos Solari, hasta que descubrió un mensaje cifrado oculto en un viejo libro. Esa pista la llevó hasta un aislado valle en el Monte Targon, donde desenterró la entrada oculta a un antiguo templo sellado. Dentro, entre antiguas reliquias y murales casi borrados, encontró una ornamentada armadura y una bella hoja creciente, ambos con inscripciones de la luna. Diana se puso este armamento y regresó ante los ancianos de los Solari aquella misma noche. Declaró que los artefactos demostraban que, antaño, alguien había rendido culto a la luna, igual que hacía ella. El descubrimiento de pruebas que desafiaban el dominio de los Solari impactó a los ancianos. Desgraciadamente para Diana, la llamaron hereje y la condenaron a muerte. Mientras los ancianos la preparaban para su ejecución, la ira y la desesperación de Diana superaron a su deseo de aceptación. Alzó los ojos al cielo y pidió a la luna que le prestase su fuerza. Un impulso de poder lunar creció en su interior y Diana rompió sus ataduras. Alzando su hoja, se giró y acabó con los ancianos. Con el templo en ruinas a sus espaldas, Diana juró destruir a todos aquellos que negasen el poder de la luna.
''El sol no muestra la verdad. Su luz tan sólo nos quema y nos ciega''.
-- Diana
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