Ya desde su juventud, Karma hizo gala de una compostura sobrehumana. Mientras sus coetáneos exploraban el torrente de emociones que suponía la adolescencia, Karma meditaba en los Jardines del Loto. Estaba convencida de que el auténtico camino hacia la iluminación era un viaje interior, hacia un lugar dentro del propio ser que muchos solían ignorar. Rezumaba tal felicidad interna que no tardaría en convertirse en una mediadora y confidente en su pueblo. Sus instructores solían decir: “Esa chica no solo puede sobrevivir a una tormenta, sino que puede calmarla”. Karma no llevaba una vida extravagante. Sus padres poseían un negocio local vendiendo antigüedades en la provincia de Navori y a menudo tenían problemas para abastecerse, pero llevaban su vida con alegre optimismo. Sus posesiones más preciadas eran dos abanicos de exquisita factura que había conseguido en la tienda de su familia.
Cuando las tropas de Noxus invadieron el sur de Jonia, su pueblo fue uno de los primeros en caer. Los habitantes que sobrevivieron al asalto fueron capturados por las fuerzas noxianas. Fue entonces cuando Karma encontró su vocación. Aprovechándose de las inseguridades del comandante noxiano, negoció que se liberase a los habitantes en las tierras del norte. Estaba presente en el Placidium, donde los ancianos habían considerado la rendición hasta que la apasionada resistencia de Irelia renovó la esperanza de los jonios. Karma utilizó esta esperanza para potenciar la obligación de los ancianos de desafiar a los noxianos ante sus violentos ataques. Gracias a su devoción y a su carisma, Karma se convirtió en la figura al frente de la resistencia jonia. Nunca hizo concesiones y compartía todas las dificultades con su pueblo, incluso las del combate. Había descubierto que al acceder a su resistencia interna podía obtener una gran fuerza para combatir contra sus enemigos en el campo de batalla. Modificó sus abanicos para hacerles algunos añadidos letales y recibió clases de Janna para mejorar sus efectos. Los noxianos la llamaban “la iluminada”, un apodo que ella aceptó de buen grado y que ellos acabarían temiendo. Se unió a la Liga para representar a Jonia en el enfrentamiento político definitivo.
“Su técnica con el abanico es un arte mortal, con mucho garbo y elegancia, pero su verdadera fuerza reside en el corazón de aquellos que están deseando morir a su lado”.
-- Irelia
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