Gracias a su incomparable habilidad con el arco y a su incuestionable sentido del honor, Varus fue nombrado guardián de un templo sagrado de los jonios. Dicho templo había sido construido para contener un foso de corrupción tan maléfico que los ancianos jonios temían que pudiese llegar a cubrir de oscuridad a toda la isla. Varus se enorgullecía de su posición, ya que sólo los guerreros jonios más excepcionales alcanzaban un puesto semejante. Vivía con su familia en una aldea cercana y llevaba una vida tranquila y rutinaria, hasta el día en que las fuerzas de Noxus invadieron Jonia. Sus tropas de asalto no dejaron más que muerte y desolación a su paso, y el templo estaba en medio de su camino. Varus se vio obligado a tomar una decisión. El honor le obligaba a quedarse y defender el templo, pero sin él los pocos habitantes de la aldea no podrían resistir ante la maquinaria de guerra que se cernía sobre ellos. Tomó la difícil decisión de cumplir su papel como guardián. No podía permitir que la corrupción se liberase.
Sus flechas acabaron con las tropas que intentaron aquel día adentrarse en el templo. Sin embargo, al volver a la aldea descubrió que esta había sido reducida a poco más que un cementerio en llamas. La pena se apoderó de él al ver a su familia muerta, seguida de un profundo arrepentimiento y de un odio intenso. Juró matar a todo invasor noxiano, pero antes tendría que hacerse más fuerte. Se giró hacia aquello por cuya protección lo había sacrificado todo. El foso de corrupción lo consumiría completamente, igual que una llama devora la mecha, pero su abominable poder ardería en su interior hasta que el antiguo Varus desapareció. Era un camino sin retorno. Con una sombría resolución, se condenó a sí mismo con las llamas oscuras, sintiendo cómo la energía malvada se adhería a su piel… y, con ella, la promesa de la destrucción. Partió en busca de la sangre de todos los noxianos que participaran en la invasión, una tarea espeluznante que, con el tiempo, le llevaría hasta los responsables más importantes de la invasión en la Liga de Leyendas.
“La vida de una flecha es fugaz, y su único sentido es seguir una dirección y alcanzar un objetivo''.
-- Varus
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