Ziggs nació con un talento especial para trastear con aparatos, aunque su naturaleza hiperactiva y caótica era inusual entre los científicos Yordles. Como su mayor aspiración era convertirse en un inventor venerado como Heimerdinger, trabajó incesante en varios proyectos ambiciosos con enloquecido fervor, envalentonado tanto por los catastróficos fallos como por los inauditos descubrimientos. Las noticias sobre los inestables experimentos de Ziggs llegaron a oídos de la famosa Academia Yordle de Piltover y sus estimados profesores lo invitaron para que les mostrara sus creaciones. Su característica falta de interés por la seguridad provocó que la presentación terminase de forma abrupta antes de tiempo, cuando el motor hextech con el que Ziggs realizaba la demostración se sobrecalentó y explotó, lo que provocó un agujero enorme en los muros de la Academia. Los profesores se sacudieron el polvo y le instaron con dureza a que abandonase las dependencias. Desolado y avergonzado, Ziggs se preparó para regresar a Ciudad de Bandle. Pero, antes de que partiera, un grupo de agentes zaunitas se infiltraron en la Academia y raptaron a los profesores. La milicia de Piltover siguió el rastro de los cautivos hasta una prisión zaunita, pero sus armas fueron incapaces de destruir las murallas fortificadas. Decidido a superar las defensas, Ziggs comenzó a experimentar con un nuevo tipo de armamento, y rápidamente se dio cuenta de que podía aprovechar su talento fortuito para la demolición en aras de salvar a los prisioneros Yordles.
Al poco, Ziggs había creado una serie de potentes bombas a los que cariñosamente bautizó como “Hexplosivos”. Cuando sus nuevas creaciones estuvieron listas para la prueba definitiva, Ziggs se desplazó a Zaun y se infiltró en el complejo penitenciario. Lanzó una gigantesca bomba a la prisión y contempló con regocijo cómo la explosión atravesaba la muralla reforzada. Cuando se disipó el humo, Ziggs entró en la prisión, deshaciéndose de los guardias con una lluvia de bombas. Entró en la celda, voló las puertas y guió a los prisioneros Yordles hacia su libertad. Al regresar a la Academia, los humillados profesores reconocieron a Ziggs con un título honorífico (Decano de Demoliciones) y le propusieron que mostrase ese nuevo ingenio yordle en la Liga de Leyendas. Sintiéndose al fin reconocido, Ziggs aceptó la propuesta, ansioso por emplear su inagotable línea de Hexplosivos en el mejor campo de pruebas del mundo: los Campos de la Justicia.
“¿Ziggs? Impredecible y peligroso, sin duda; ¡Pero también brillante!”
-- Heimerdinger
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