Muy pocos residen en las peligrosas y malditas tierras al sur de la Gran Barrera, y mucho menos campeones. Gran parte de ese mundo aún lleva las cicatrices de las pasadas Guerras Rúnicas, en especial la misteriosa selva de Kumungu. En estos extraños lugares existen tesoros largamente olvidados por los que muchos arriesgan su vida y su integridad física. La campeona conocida como Nidalee era sólo una muchacha que viajaba con sus padres en busca de un tesoro cuando se perdieron en las frondosas y lluviosas selvas. La selva no tiene piedad, y fue testigo de cómo sus padres sufrían y agonizaban hasta morir víctimas de una misteriosa y virulenta enfermedad.
Puede que sobrevivir sin ayuda en una selva inhóspita sea casi imposible para una niña, pero ella lo consiguió. Su inocencia y una afortunada candidez la hicieron atraer a las bestias del lugar, y una familia de pumas se la llevó y la crió como uno más de su grupo. Fue creciendo y absorbiendo de algún modo la magia pura de la espesura, y evolucionando más allá de su condición física humana y de su carácter felino. Un día trascendental en su vida, mientras se erguía sobre los restos destrozados de un grupo noxiano de leñadores, Nidalee decidió reintegrarse en el llamado mundo civilizado, para luchar en la Liga de Leyendas y proteger los vastos bosques de Demacia y de Noxus.
Su familia felina la había enseñado a luchar, peleando ferozmente con uñas y dientes. Puede que os sintáis atraídos por su estilo felino, pero no olvidéis que dista mucho de ser una gatita.
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