En la antigua civilización de Shurima, el mago llamado Xerath practicaba la magia con una pasión imperecedera. Creía que con suficiente poder mágico, podría ver el mismísimo corazón de Runaterra y descubrir los secretos de la historia y el universo que existe más allá. Semejante magia estaba fuera del alcance de las limitaciones de un cuerpo mortal, pero pese a todo Xerath siguió obsesivamente el camino hacia el poder infinito. Con cada logro se volvía más y más poderoso, aunque pagaba las consecuencias. Las habilidades arcanas cada vez mayores de Xerath destrozaron su forma física. Desesperado, se sometió a un peligroso ritual para trascender su cuerpo mortal. El resultado sólo podría ser la inmortalidad o la autodestrucción. La violenta magia liberada durante el ritual provocó la devastación por todo Shurima, pero cuando pasó la tormenta, Xerath emergió como un ser ascendido de energía arcana pura.
Liberado de la carne y los huesos, Xerath tenía un poder casi infinito a sus órdenes. Sin embargo, tras este ritual caótico los magos de Shurima temieron que semejante falta de respeto hacia la vida pudiese traer la perdición al reino. Tras un enfrentamiento terrible, redujeron a Xerath, pero no pudieron acabar con su forma ascendida. En vez de eso, lo atraparon dentro de un sarcófago encantado y lo sellaron en una tumba subterránea. Pasaron eones, las civilizaciones florecieron y cayeron, y el encarcelamiento de Xerath cayó en el olvido. Durante siglos, el vasto poder de Xerath se centró en destrozar el sarcófago y fue debilitando su hechizo. Por fin, logró realizar un ataque mágico que destrozó su prisión, pero su núcleo mantenía intacto, conteniendo a Xerath y su poder dentro de sus pedazos rotos. Buscando librarse de esta molestia, se acercó a la magia de los nexos de Valoran y descubrió que podía absorber su poder. Pero los nexos tenían guardianes: unos míseros magos conocidos como invocadores. Xerath sabía que la llave hacia la auténtica libertad de su prisión residía en ganarse su confianza, así que le ofreció su poder a la Liga de Leyendas.
''No necesito vengarme. El tiempo ha acabado con los magos de Shurima y sólo yo sigo aquí”.
-- Xerath, mago ascendente
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